martes, 24 de enero de 2012

Pequeño Colibrí.

Tendría yo unos 8 años cuándo se me ocurrió la feliz idea de preguntarme ¿Y si fuese animal, cuál sería? Creo que lo leí en algún sitio, pero mi cabecita epezó a darle vueltas.
Pensé, un pájaro. Pero no un pájaro cualquiera, no no, un colibrí. ¿porqué? No lo sé. Busqué una foto de uno. Le miré a los ojos y pensé "Pequeño, tienes fuerza"
Un pájaro porque vuelan. Porque son libres, aunque corren el riesgo de ser cazados, pero la simple experiencia de ver todo desde allá arriba, me estremece y hace que los escalofríos recorran mi piel. Tiene que ser todo tan bonito... tan acogedor estar por encima de todo el mundo, rodeándote la nada. Sintiéndote feliz y sin pesos. Pudiendo hacer o mirar lo que quieras.
Pequeño y débil. Fuerte y resistente.

Un colibrí, porque aparte de que no me permito ser generalista, descubrí su forma de ser, simplemente mirando sus ojos. Es pequeño, pero tal fuerza ví en esos puntos negros en su cabeza, que me dió miedo. Le ví fuerte. Tan pequeño...y con tanta fuerza. Tanto parecía que decía "Voy a conseguirlo, lo haré"  que me identifiqué al instante. Tan pequeño y tan luchador. A esas edades yo no sabía lo que me deparaba el futuro, pero ahora que lo recuerdo, me doy cuenta de que no podía haber hecho mejor elección. Pequeño pero fuerte. Luchador. Le veo, y creo que no podrá llegar a su flor, esa tan dulce que le espera para chupar su néctar, pero a la vez, en su pequeño cuerpo veo un ímpetu descomunal. Y el esfuerzo tiene su recompensa. También, por ese incansable ir y venir, ese batir de alas tan enérgico y cansado. Pero el sigue batiendo. Hasta 200 veces por minuto si la cosa es en primavera y el amor acecha tras cada flor.  También colorido. Contagia alegría a todo lo que le rodea, comparable a mí con mis sonrisas. O por lo menos, eso intento. Ese pico. Tan frágil. Como yo. Frágil y resistente a todo. Delicado, suave. Pero dañino si se desea. A gusto del consumidor puede ser. Tú te lo buscas, tú te lo ganas. Y aparte, se le ve melodioso. Parecido al ruiseñor, pero es mi colibrí.

 Otro, pero ya aparte sería un delfín. En el agua todo el día. Suicidas si lo desean, ojalá yo a ratos... Controlan su respiración, y si quieren pueden decir, "Hasta aquí. Adiós preciosa vida. Fuiste encantadora." Tan inteligentes. Tan suaves y cariñosos. Pero capaces son de matar un tiburón. A fuerte enemigo, bueno es el apoyo.

Los que lo leáis, pensaréis, esta muchacha está loca, yo no gasto mi tiempo pensando en que animal me gustaría ser.
Pues yo sí. 
Y estoy orgullosísima de mi locura. Y aparte, me encantan estos arrebatos de pensamientos, como siempre, en mi cabecita loca.

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Somos lo que el mundo nos deja ser. Soy lo que mi rebelión contra el mundo me hace ser. Soy una sonrisa pegada a una cara. Un sueño inés-perado que me hizo creer en mí. Soy una melodía que suena infinitas veces durante el día. Soy la armonía más desorganizada que pudieses encontrar y la chica cuyos sueños son imposibles, pero sigue soñando pese a todo. Un espíritu luchador que NUNCA, ¿me has oído? NUNCA, se cansa.