lunes, 14 de abril de 2014

Sinsaber.

7-4-2014

Los días que tu te vas
son de esos en que el cielo
del alba al ocaso,
no cambia de color.
De esos días mojados,
tristes, nublados...
Días eternos entre el infierno y su hedor.

Sus minutos entre el musgo
que echó  raíces en tu pelo,
y llegándote hasta el cerebro
no te deja ver.

Mis dedos en tu pelo
desean desorientarse
y no encontrar jamás
el camino de vuelta.

Mil piedras podré pisar
pero jamás me harán perder el rumbo
encaminado a mirarte
y adentrar en tu dolor.

Dos mil años podrán pasar
sin que ni un solo segundo
mi cabeza deje de dar vueltas
al "cómo puedo quererte tanto".

Y tres mil lobos podrán aullar
a la luna en sus noches de plenitud,
que nunca acabarán
mis noches en vela. Por ti.

                                                    -Inés-                 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Diez años... y un día.

Todavía recuerdo el escalofrío que me recorrió aquel jueves a la hora del telediario. Tan sólo con nueve años... y diez años después lo sigo recordando. Aquella pena, mezclada con miedo... y absoluto terror; pues podía habernos pasado a cualquiera.

Ese día comprendí lo que es la vida, y lo rápido que te la pueden robar.

Me han preguntado al verme llorar que por qué lo hacía, con la frase “si a ti no te afecta” detrás. Es igual, me importa mínimamente que no me afectase directamente, pero como ser humano sentí, y sigo sintiendo ese dolor cada 11 de Marzo. Y si yo lo siento, no puedo ni lejanamente imaginar como se sienten todos aquellos que ese día perdieron algo.

Me considero bastante humana... y de ahí que en un futuro (no demasiado lejano) me vaya a dedicar a lo que me voy a dedicar. A veces siento mucho... demasiado. Ahora mismo, lo que me invade es la insensibilidad, pero ante esta marcada fecha en mi calendario... ayer no pude evitar llorar. Sólo con oír en las noticias un vago recuerdo de aquel día, las lágrimas afloraron empapando mis pupilas.

Que por qué, diréis... Injusticia, nada más que eso. Por todos los inocentes que ese día se desvanecieron. 
Y me quema.



                                                                                                    No se olvida.

jueves, 27 de febrero de 2014

Quizás la nostalgia sea la fuente.

Todo lo que te hace vibrar es un simple ritmo, cuando lo adornas por encima con unos acordes al azar.
Un punteo quizás, en esta introducción al martes, que te mata hasta el lunes.
Algún rasgueo a modo de estrofa en cada crisis de vértigo, antes de lanzarte al vacío para dar comienzo a un nuevo ciclo de este círculo vicioso.
Y de repente un estribillo sin letra que hace estallar el mar de tus ojos.
Otra estrofa, y volvemos a lo mismo. Pero quieres parar. La vida te parte... y te quieres agarrar.
Cada nota suena más alto, y vas llegando al éxtasis. Te das un vis a vis con tu alma y sufren tus dedos, que se comienzan a desgarrar.
No pretendes empezar a soñar, solo quieres disfrutar uno por uno todos los ataques de rabia convertidos en este clímax musical.
Pero de repente, piensas. Y todo es suave, lento, quizás romántico... pero no lo quieres. Odias al amor, y enlenteces el ritmo.

Y ahí entonces,  el final llega al romper las cuerdas.

Entonces viene el silencio... y se lo lleva todo.

¿Conocerme? Atrévete.

Mi foto
Somos lo que el mundo nos deja ser. Soy lo que mi rebelión contra el mundo me hace ser. Soy una sonrisa pegada a una cara. Un sueño inés-perado que me hizo creer en mí. Soy una melodía que suena infinitas veces durante el día. Soy la armonía más desorganizada que pudieses encontrar y la chica cuyos sueños son imposibles, pero sigue soñando pese a todo. Un espíritu luchador que NUNCA, ¿me has oído? NUNCA, se cansa.