lunes, 23 de noviembre de 2015

Lo peor es que lo sabes.

Te va a seguir gustando, y lo sabes.

Te va a seguir provocando esa sensación de vuelo sin levantar los pies del suelo.
Va a hacerte reír como una loca con cualquiera de sus gilipolleces y vas a seguir cayendo por el precipicio cada vez que le veas.

Cada mirada va a ser como la primera, hasta dentro y más allá. Pero sin esa inocencia.
Cada beso va a provocar esa espiral en tu estómago que te haga perder las riendas de tu vida mientras vuestros labios se estén fundiendo.
Cada vez que te toque, tu piel va a entrar en ebullición y la recorrerán aquellos escalofríos de quinceañera con el primer amor.
Cada vez que os veáis te van a temblar las piernas y vas a sentir que no hay mundo más allá de él.
Cada vez que su cara invada tu mente vas a querer salir corriendo a dónde esté. No importa si en tren, barco, avión o bicicleta.
Cada vez que le veas con otra vas a querer morirte de celos. Ira. Rabia. Furia. Destrucción y relax.

Lo peor de todo esto es que nunca va a acabar.


Y lo que es aún peor es que lo sabes.

(Obrigada, L)

¿Conocerme? Atrévete.

Mi foto
Somos lo que el mundo nos deja ser. Soy lo que mi rebelión contra el mundo me hace ser. Soy una sonrisa pegada a una cara. Un sueño inés-perado que me hizo creer en mí. Soy una melodía que suena infinitas veces durante el día. Soy la armonía más desorganizada que pudieses encontrar y la chica cuyos sueños son imposibles, pero sigue soñando pese a todo. Un espíritu luchador que NUNCA, ¿me has oído? NUNCA, se cansa.