jueves, 12 de enero de 2012

J'aime... ce que j'aime.

Me gusta... me gusta lo atípico, lo raro, lo bipolar. Lo que cambia en el último instante para dar una sorpresa. Eso es. Me encantan las sorpresas.

De esas que pasan justo antes de zarpar con tu barco imaginario hacia tu propio "Nunca Jamás" dónde los niños no se encuentran y no tienen a un Peter Pan que no quiera crecer. Las que surgen cuando tú, como una cenicienta con los dos zapatos, tan transparentes y frágiles como opacos y resitentes, sales con prisa de los brazos de ese príncipe que es de cualquier color menos azul. De esas que cuando estás a punto de morder una manzana de lo más verde posible, te detienen dándote a probar algo más sabroso. Tán ácido y a la vez tan dulce. Cuando te pinchas con la rueca pero te pone una tirita al segundo siguiente, mientras la mala de la peli apraece de entre un resplandor en llamas. Tan brillante y oscuro, como ardiente y frío. Como una pequeña Alicia que bebe brebaje que no la cambia, que todo parezca normal, en ese mundo de las maravillas dónde todo es completamente irreal. Ser esa rapunzel, con el pelo cortado al cero, que no pueda echarle un cable a su "príncipe" y que decida bajar ella, descendiendo la torre para conseguir ese beso. O esa princesa que al besar príncipes los convierta en sapos.  Son soprendentes.... sorpresas que nadie espera.

Y esque quizás me guste que me llame por la espalda una voz ines-perada, ver una cara y tardar unos segundos en reaccionar, y que un beso, en esos segundos de despiste, caído del cielo, acaricie mis labios y los humedezca con el néctar más dulce que pueda haber.
Quizás me guste que me sorprendan. Quizás, quizás, quizás....

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Somos lo que el mundo nos deja ser. Soy lo que mi rebelión contra el mundo me hace ser. Soy una sonrisa pegada a una cara. Un sueño inés-perado que me hizo creer en mí. Soy una melodía que suena infinitas veces durante el día. Soy la armonía más desorganizada que pudieses encontrar y la chica cuyos sueños son imposibles, pero sigue soñando pese a todo. Un espíritu luchador que NUNCA, ¿me has oído? NUNCA, se cansa.