Bien, veámos: ésta es tu vida.
Te ha tocado vivirla, sin complejos,
prejuicios, sin más dilación. Te toca vivir como el mundo te
plantea que tienes que hacerlo, ¿sometiéndote a la sociedad? ?¿ME
ESTÁIS VACILANDO? Eso pensamos todos en el momento en que rompemos
el cascarón que nos protege de la cruel realidad: la infancia.
Sí, es paulatino, pero nos hacemos
mayores y nos vamos dando cuenta poco a poco de que el mundo nos va
dando por el culo.
Ese lugar al que llamamos, a gusto del
consumidor, “Mi mundo” “el mundo de yupi” o simplemente, “mi
refugio”. Este mundo, que comienza a hacernos imposible la
existencia nos obliga a abandonarlo. Nuestro mundo irreal,
probablemente encerrado entre las cuatro paredes que forman tu
cuarto, en el que siempre estamos a gusto, todo es como queremos y
nadie nos va clavando puñales por la espalda. Ese es mi mundo.
Y algo que tengo claro es que, a mi,
nadie me entiende. Ni siquiera yo misma. De ahí que a veces mi
existencia se divida en “la yo que sabe lo que quiere” y “la yo
que se lía por todo, se agobia, y se deprime” De ahí que algunos
sólo conozcáis una de esas facetas y otros me conozcáis al
completo.
Pero mi propósito con éstos párrafos
no es descubrirme y desnudar mi alma ante vosotros, lectores; porque,
si alguien se descubre voluntariamente, ya no tiene gracia.
Cada uno de nosotros está en el mundo
por una razón: unos para hacer cosas importantes (la mayoría) y
otros, para sujetarse los mocos mientras dominan el planeta (Los
políticos y demás “fuerzas de élite” -que de élite tienen lo
que Martin Luther King de Blanco (sin ánimos de ofender, adoro a la
gente de color)) Aunque sí es verdad que no hay que generalizar, hay
políticos de puta madre, (y otros de madre puta, todo hay que
decirlo).
Cada persona, una misión. Es como si
al inicio de todo ésto que nosotros (¡AY! ¡Ilusos!) llamamos
“Vida” a cada uno se le haya asignado una tarea. A los
inteligentes las tareas más precarias, y a los gilipollas, el
control de las cosas mas importantes. Y así nos va.
Pues bien, yo no tengo ni idea de cual
es mi tarea. Quizás dedicarme a lo que en verdad corre por mis
venas, la música; quizás salvar vidas como una enfermera más o
quizás mochila al hombro y a ver mundo.
No tengo ni idea, lo único que tengo
claro, es que con miedo no se va a ninguna parte. Gracias.