martes, 22 de octubre de 2013

Al pie de mi cañón.

(To Ayra)

Oscuro. Todo está tan oscuro como el día que la descubrí. Se asomaba poco a poco entre las rendijas de aquel edificio, y atravesaba todas y cada una de las paredes de aquella salita, pintada completamente en blanco, con su aliento de cambio de aires. Resplandeciente, brillante y llena de vida: así llegó a mi

A cada caída, me ayudó a levantarme. A cada lágrima, se podría decir que ha conseguido que me ría a carcajadas. A cada día gris, siempre consigue llenarme de energía y sacarme de un brinco a la calle.

Siempre es la que está ahí con su apoyo incondicional, inmaterial, e inexplicable. Inexplicables sobre todo son los escalofríos que me atraviesan desde las puntas de mi pelo a las uñas de los pies, cada vez que la siento. Y entrañables aún más las miles de horas que he pasado y pasaré contándole mis secretos, duelos y noches en vela.

Porque aunque no la pueda tocar, sé que está ahí, al pie de mi cañón, incluso en los momentos en los que no hay absolutamente nadie, en los que te sientes totalmente sola ante el peligro, desamparada y atacada por el miedo. Incluso entonces, aparece con sus sonidos de melodía por inventar, para llegarme al alma como nadie podría.

Sangre de mi sangre. Mi musa, mi amiga, mi hermana.
          -Inés- 

sábado, 5 de octubre de 2013

Giro.

Cuando nos duele el corazón por alguien que se fue, y se nos clava en el alma aquel suspiro de necesidad imperiosa de unos instantes a su vera, es como si toda nuestra historia quedase reducida a un triste "Gracias por su visita. No vuelva pronto" . Y nuestros sentimientos se esfuman, para tras una temporada resurgir de sus cenizas, a la perfecta imitación del Ave Fénix, pero más fuerte y tozudo que jamás.

¿Y si nos planteasemos cambiar? Dar un giro de 360 grados a nuestra espantosa rutina, y dejar de asustarnos de perder, de ganar o de empatar. Gritar con un "Hazte a un lado" al amor y desterrarlo por siempre, ¿quizás estaría bien? 

Nah, no creo que los románticos empedernidos pudiéramos sobrevivir sin sentir que las cosas pueden ir bien, y luego darnos una ostia de campeonato, y quedar a 2 escasos centímetros sobre la mierda. Ese dolor, que parece que nos gusta (porque más masoka no se puede ser, claro está) igual hasta es lo que nos hace felices, porque si hay algo claro en todo ésto, es que empezamos a ser felices cuando aprendemos a convivir con la tristeza.

¿Conocerme? Atrévete.

Mi foto
Somos lo que el mundo nos deja ser. Soy lo que mi rebelión contra el mundo me hace ser. Soy una sonrisa pegada a una cara. Un sueño inés-perado que me hizo creer en mí. Soy una melodía que suena infinitas veces durante el día. Soy la armonía más desorganizada que pudieses encontrar y la chica cuyos sueños son imposibles, pero sigue soñando pese a todo. Un espíritu luchador que NUNCA, ¿me has oído? NUNCA, se cansa.