lunes, 29 de octubre de 2012

Dejarse vencer nunca fue una opción.


Errores los cometemos todos. Unos más. Otros menos. Unos más graves y otros más pequeños.
Lo importante, al fin y al cabo, es saber como pedir perdón. Como sentir ese arrepentimiento que en un primer momento te quema, tras darte cuenta de lo que has hecho.
Saber como arrepentirte y sacar ese sentimiento de culpa a través de dos simples palabras. “Lo siento”

Tan difícil resulta a veces, tan tarde nos damos cuenta otras... Pero, si no cuesta recuperar algo, ¿acaso merece la pena? A ella le está costando la vida...

Ella siempre fue difícil, siempre le gustaron los retos, desafíos y demás cosas de esa calaña.
Quizás algunas personas sean demasiado orgullosas como para arrastrarse pidiendo perdón detrás de su objetivo. Siempre pensó que en estas cuestiones, ni el orgullo vale, ni dar pena ayuda. Toca tragarse cada gota de orgullo que puedas tener, y a por ello.
Al menos una oportunidad, nunca pidió nada más. Sólo una cabeza que pudiera entender su dolor, su agonía y su temor.

Hemos de intentarlo y no darnos por vencidos, no tan fácilmente. Pues si no se lucha, no se gana. Y no creo que nadie, ni siquiera ella, quiera perder algo tan valioso como ésto. Ni siquiera, la más pequeña batalla.

La vida nos quiere ver perder, pero ¿Sabéis qué? NI DE COÑA.

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Somos lo que el mundo nos deja ser. Soy lo que mi rebelión contra el mundo me hace ser. Soy una sonrisa pegada a una cara. Un sueño inés-perado que me hizo creer en mí. Soy una melodía que suena infinitas veces durante el día. Soy la armonía más desorganizada que pudieses encontrar y la chica cuyos sueños son imposibles, pero sigue soñando pese a todo. Un espíritu luchador que NUNCA, ¿me has oído? NUNCA, se cansa.