Dices que me calle. Me callo y te beso. Fundo mis labios con los tuyos sabor caramelo.
Un volcán. Un terremoto. Un tsunami que nos lleva y nos trae.
Allí a donde estemos solos. De allí de dónde perdimos las ilusiones. Las fuerzas.
Para que podamos ver lo poco que queda para tener el mundo a nuestros pies. Porsupuesto, descalzos.
Nuestro mundo, aquel paradisíaco, donde el azul es violeta y el negro; blanco.
Donde las palabras son traducidas por el viento en inclementes tormentas.
Donde yo, por fin, consigo perderme en tus ojos. Coca-cola.
Pasemos a recordar las fuentes de las que bebimos. Los manantiales en los que nos bañamos. El agua pura y limpia, ahora turbia y descolorida, que sin darnos cuenta, ensucia nuestras manos. Esas de las que bebemos ambos.
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¿Conocerme? Atrévete.
- Inéstopía.
- Somos lo que el mundo nos deja ser. Soy lo que mi rebelión contra el mundo me hace ser. Soy una sonrisa pegada a una cara. Un sueño inés-perado que me hizo creer en mí. Soy una melodía que suena infinitas veces durante el día. Soy la armonía más desorganizada que pudieses encontrar y la chica cuyos sueños son imposibles, pero sigue soñando pese a todo. Un espíritu luchador que NUNCA, ¿me has oído? NUNCA, se cansa.
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