Jodido momento en el que se me ocurrió acordarme de ti.
El cansancio asomaba y una melodía, bastante familiar, asaltó mis neuronas, pistola en mano, para que sucumbiera a volverla a escuchar. De nuevo, después de haber pasado aquellos meses, infernales... por cierto.
Jodidas primeras notas de ese acorde que dio pie a que aquella extraña sensación comenzara... Se adueñara de mi cuarto, cual conquistador nato, e hiciera de mí un caldo de pensamientos, rabia y sentimientos, insensatos quizás.
¿Sabes? Hacía mucho tiempo que no pensaba en ti, tu voz, tu pelo, tus manos, tu piel... Hacía mucho que no enloquecía de aquella manera, como sólo tú sabías hacer.
Pero ésta vez fue diferente, ya no dolía, ya no pensaba en lo que pudo y debió ser pero nunca fue. Ahora sonreía, y gracias a todo, ninguna lágrima pudo recorrer mi mejilla al son que la gravedad marcaba.
Mis pies en el suelo, nunca hubo mejor bien.
Ya no me hiciste soñar, o volar, o bailar al son del ritmo de tu corazón. Ya no me interesaba la más mínima parte de ti, sólo quería volverte a ver, sorprenderte por la espalda y que me contaras cómo te iba.
Ya no había un "nosotros". Tan sólo un "Tú" y un "Yo" saboreando aquel café invernal frente a la luna de aquel bar. Contándonos la vida. Contándonos qué tal nos va.
No hay comentarios:
Publicar un comentario