Y otra vez llegan estos días....que
todo el año debería ser así. Días en los que recuerdas que has de
reunirte con tu familia (quien la tenga) seáis muchos, o pocos. Hay
quien se ha ido, para siempre, o bien por un psicópata que agarra
una pistola y dispara a niños sin pensar lo más mínimo, o gente
más cercana que alguien haya perdido, por ejemplo, en un terrible
accidente de tráfico.
Gente que no se lo merecía, que no
había hecho nada malo, pero así como ellos la perdieron, la vida,
así la pierden miles de personas congeladas cualquier noche de
invierno. Y mientras, nosotros nos damos cuenta de que, a la vez que
nosotros estamos comiendo langostinos al calor del hogar de la casa
del abuelo, hay miles de personas que duermen bajo periódicos,
manchando sus arapos de tinta mal impresa. Esas miles de personas que
se merecen igual que tú tener un techo bajo el que sonreír.
Miles de cabezas, heladas bajo la luna
llena que baña el cielo de esta noche de Diciembre, otro año más.
Y sin embargo, nosotros como borregos, no hacemos nada por impedirlo.
Lo sabemos, y aún así lo evitamos.
Evitamos ¿Qué? ¿Pensar en ello?
¿Sólo por estos días? Nos compadecemos de todos aquellos quince
tristes días al año ¿Por qué no acordarnos de ellos día tras
día, y hacer lo que podamos por ayudarlos? Me remuerde las tripas y
me quema las entrañas acordarme de aquellos que veo en la calle, sin
un mísero trozo de pan que llevarse a la boca.
Aún así, es momento de pararse a
pensar, de de retomar todo aquello que nos ha ocurrido durante este
año, a quienes hemos conocido, dejar a un lado los prejuicios y dar
abrazos. Recordar sólo lo bueno, de lo malo nada, ser objetivos por
una vez al año y PERDONAR.
Piensa para vivir y soñar, pero sobre
todo, para reflexionar.
Parecen ideales, quizás muy casuales,
y ya sé que no es mi estilo, pero así me despido.
Feliz, sí, pero
¿Navidad? Exactamente, ¿Qué es? Navidad.... tiempo de recapacitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario