¿Por qué perdemos? O ¿Por qué
ganamos? ¿Quién decretó que la vida fuese una
batalla contra algo?
Si que lo es, contra ese sentimiento
inconfundible y descentrante. Enloquecedor de nuestras neuronas. Pero,
¿Por qué no siempre ganar?
Fácil: Justicia.
¿JUSTICIA? ¿Enserio me habláis de
justicia ? Vosotros, que no tenéis ni idea de lo que es. No tenéis
ni idea de lo que es pasar las noches despierta imaginándote a su
lado y segundo tras segundo recordar cada momento pegados. Recordar
cada caricia sobre tu piel, cada gota de su aliento entrando en ti.
Cada primera vez que hizo algo nuevo. ¿Enserio?
Ésto no es justo, NUNCA. Y siempre
acabas hundido en el barro. Siempre pierdes, nunca ganas la milésima
parte de la batalla,
Y batalla tras batalla sientes que poco
a poco vas perdiendo las fuerzas para luchar contra algo tan
irremediablemente hiriente.
Que esto no es bonito, joder. Que si de
cada minuto en una nube pasas cinco hundida en el subsuelo no hay
justicia presente. Ni siquiera se divisa a lo lejos en la lejana
línea del horizonte.
Horizonte que perdemos de vista cuando
buscamos el mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario