Uno. Dos. Tres.
Eso fue lo que conté antes de cruzar la puerta de mi nuevo
piso ayer. Aquí voy a vivir los 4 meses más geniales de mi vida (o así me los
han pintado). Un erasmus. Cuando resuena esa palabra en mi cabeza cada vez
suena mejor.
“Erasmus… erasmus”
Hace un par de meses, o incluso un par de semanas no era
consciente de lo que me iba a pasar, y creo que aquí, de frente a ello, tampoco
tengo mucha idea de lo que es. Es el primer dia, si, muchos me lo dicen. Pero
es difícil. No quiero reducir mi espacio vital a mi habitación. Quiero no
ponerle límites y que toda esta ciudad se convierta en mi hogar. Pronto, muy
pronto.
Sinceramente, me lo estoy tomando como los últimos días de
mi vida hasta ahora. Espero cambiar, y que me cambien. Influir en que otros
cambien y que todo esto sea un cambio para bien que nunca se eche para atrás.
El primer día si, se necesita espacio. Trabas con los
papeles, despedidas, probablemente echas de menos tu casa, tu familia, tus
amigos. Te recluyes en tu habitación a deshacer las maletas intentando suplir
esa falta de comodidad. Comes, te echas
la siesta para hacer tiempo (y porque anoche no dormiste ni un minuto) y te
preparas para salir.
Ahora sí que sientes que vas a empezar a ser un Erasmus de
verdad. Veamos a ver como se da.
Que comience la aventura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario